Capítulo 5: 1 de marzo, 2023.
Carta dejada sobre la mesa de luz de la habitación 644, en el Hospital de La Paz, en Peru:
14 de noviembre de 2022.
Estimado Martín:
Me animo a dedicarte unas líneas, desde la más completa profesionalidad, en base a las prometedoras novedades que tenemos sobre tu estado actual. La semana pasada, los médicos a tu cuidado nos confirmaron que empezás a mostrar síntomas de clara mejoría. Todos esperan que despiertes en algún momento cercano.
Inmediatamente el Dr. Rufo (jefe del pabellón, a cuyo cuidado estás desde que te encontramos en un altillo de una casa abandonada, a las afueras de la ciudad) comenzó con su retahíla de preguntas habituales: Que si hay familiares. Que si alguien puede identificarte. Que quienes somos nosotros. Que la policía quiere saber lo que ocurrió, etc. Desde que pudimos dar con tu paradero, hace casi un año y medio, este hombre no deja de hacer preguntas. Supongo que sus razones tendrá, pero terminó por espantar a los miembros del Ministerio que venían a verte cada pocos días… y yo, sinceramente, no tengo tiempo de estar tan presente como querría.
En fin, la cuestión es que cuando logramos librarnos de él (mal que mal trabajar para un organismo gubernamental tiene sus ventajas), el tipo comenzó a insistir en que era importante que alguien estuviese presente cuando despertases. Terminamos negociando que uno de nosotros te iba a dejar una carta, explicando todo y que sea lo que Dios quiera. Adiviná a quién le encargaron escribirla. Bueno, no, perdón... para mí es un placer.
Vamos por partes, pues: tus entraditas de blog son encantadoras, pero ese fue otro de los errores que cometiste. Sí, nosotros éramos vagamente concientes de que algunos casos del Ministerio no se estaban resolviendo con todos los cabos atados… pero nadie es perfecto. Yo fui la primera en informar a los directivos que cada tanto cometías algún desliz. Pero ni a ellos ni a mí nos parecieron importantes. Y quizá no lo fuesen... pero el problema serio fue que tenés esa pésima costumbre de hacer catarsis donde crees que nadie te escucha o te lee. Ciertamente, esta desgraciada que nos buscaba no tiene acceso a tus datos, solo fingió tenerlos para ponerte en jaque. Sospechaba, sí… pero lo que te puso en su mira fueron los capitulitos de tu historia. Realmente te podrías dejar de joder y conseguirte un gato con el cual conversar.
(Y yo tendría que haber estado más atenta, si hubiese sabido antes de tu Blog, quizá todo esto podría haberse evitado)
La mañana en que avisaste que no ibas a venir a trabajar, hace poco más de un año, nos resultó rara la vaguedad de tus explicaciones. Pero en fin, te habías ganado un par de días libres, por lo que no nos preocupamos mucho. Cierto es que, cuando te llamamos el lunes siguiente, algo molestos con tu silencio y tus ausencias, nos preocupó mucho el no tener respuesta.
Pasamos tres semanas buscándote, hasta que dimos con la casa de tu amigo (¿Ya te conté que todos nuestros agentes temporales pasan por una larga investigación de vínculos y antecedentes antes de contratarlos? Vos no fuiste la excepción) y, sabiendo que él estaba trabajando en el norte, enviamos a un grupo a revisar. Yo estaba ocupada, pero ni bien me enteré de que te habían encontrado inconsciente, vine volando al hospital en donde acababan de internarte.
…y ya no hay mucho más que contar. Pucha, me quedó cortísima, la carta. Es que desde entonces estás acá, quietecito y respirando profundo. Al principio venían varios colegas a verte, pero como te dije, el médico los fue espantando. No es cuestión de levantar la perdiz.
No se. ¿Bienvenido? No se ni cuándo te vas a despertar. ¿Sabés que Murano se casó hace dos semanas? E Irustalechea se jubila la semana que viene.
La carta la dejo acá en tu mesa de luz. Espero que no seas tan novelero de despertarte sin recordar nada. No nos hacemos eso entre colegas. Quiero una explicación de qué pasó con esta mujer y de porqué corcho no acudiste a nosotros después de que te llamase para apretarte.
Y hablando de esta mujer, te comento que sigue en funciones. Claramente no hubo forma de probar que ella te hubiese hecho algo, o que haya actuado deliberadamente contra el Ministerio… pero me imagino que se habrá dado por conforme, de momento, o que se le cayó el único hilo del que podía tirar (vos mismo), porque hace meses que no se escucha nada de ella.
Desde ya, te estoy avisando que te vamos a trasladar a otra zona. Ya tramitamos tu cambio de funciones y te conseguimos un departamento en el barrio Ernesto Guevara donde te vas a poder acomodar hasta que las cosas se calmen.
Atentamente: Lonehome
P.S: Y lo del gato va en serio. Hay un montón, afuera del Ministerio. Te voy a conseguir uno lindo.
14 de noviembre de 2022.
Estimado Martín:
Me animo a dedicarte unas líneas, desde la más completa profesionalidad, en base a las prometedoras novedades que tenemos sobre tu estado actual. La semana pasada, los médicos a tu cuidado nos confirmaron que empezás a mostrar síntomas de clara mejoría. Todos esperan que despiertes en algún momento cercano.
Inmediatamente el Dr. Rufo (jefe del pabellón, a cuyo cuidado estás desde que te encontramos en un altillo de una casa abandonada, a las afueras de la ciudad) comenzó con su retahíla de preguntas habituales: Que si hay familiares. Que si alguien puede identificarte. Que quienes somos nosotros. Que la policía quiere saber lo que ocurrió, etc. Desde que pudimos dar con tu paradero, hace casi un año y medio, este hombre no deja de hacer preguntas. Supongo que sus razones tendrá, pero terminó por espantar a los miembros del Ministerio que venían a verte cada pocos días… y yo, sinceramente, no tengo tiempo de estar tan presente como querría.
En fin, la cuestión es que cuando logramos librarnos de él (mal que mal trabajar para un organismo gubernamental tiene sus ventajas), el tipo comenzó a insistir en que era importante que alguien estuviese presente cuando despertases. Terminamos negociando que uno de nosotros te iba a dejar una carta, explicando todo y que sea lo que Dios quiera. Adiviná a quién le encargaron escribirla. Bueno, no, perdón... para mí es un placer.
Vamos por partes, pues: tus entraditas de blog son encantadoras, pero ese fue otro de los errores que cometiste. Sí, nosotros éramos vagamente concientes de que algunos casos del Ministerio no se estaban resolviendo con todos los cabos atados… pero nadie es perfecto. Yo fui la primera en informar a los directivos que cada tanto cometías algún desliz. Pero ni a ellos ni a mí nos parecieron importantes. Y quizá no lo fuesen... pero el problema serio fue que tenés esa pésima costumbre de hacer catarsis donde crees que nadie te escucha o te lee. Ciertamente, esta desgraciada que nos buscaba no tiene acceso a tus datos, solo fingió tenerlos para ponerte en jaque. Sospechaba, sí… pero lo que te puso en su mira fueron los capitulitos de tu historia. Realmente te podrías dejar de joder y conseguirte un gato con el cual conversar.
(Y yo tendría que haber estado más atenta, si hubiese sabido antes de tu Blog, quizá todo esto podría haberse evitado)
La mañana en que avisaste que no ibas a venir a trabajar, hace poco más de un año, nos resultó rara la vaguedad de tus explicaciones. Pero en fin, te habías ganado un par de días libres, por lo que no nos preocupamos mucho. Cierto es que, cuando te llamamos el lunes siguiente, algo molestos con tu silencio y tus ausencias, nos preocupó mucho el no tener respuesta.
Pasamos tres semanas buscándote, hasta que dimos con la casa de tu amigo (¿Ya te conté que todos nuestros agentes temporales pasan por una larga investigación de vínculos y antecedentes antes de contratarlos? Vos no fuiste la excepción) y, sabiendo que él estaba trabajando en el norte, enviamos a un grupo a revisar. Yo estaba ocupada, pero ni bien me enteré de que te habían encontrado inconsciente, vine volando al hospital en donde acababan de internarte.
…y ya no hay mucho más que contar. Pucha, me quedó cortísima, la carta. Es que desde entonces estás acá, quietecito y respirando profundo. Al principio venían varios colegas a verte, pero como te dije, el médico los fue espantando. No es cuestión de levantar la perdiz.
No se. ¿Bienvenido? No se ni cuándo te vas a despertar. ¿Sabés que Murano se casó hace dos semanas? E Irustalechea se jubila la semana que viene.
La carta la dejo acá en tu mesa de luz. Espero que no seas tan novelero de despertarte sin recordar nada. No nos hacemos eso entre colegas. Quiero una explicación de qué pasó con esta mujer y de porqué corcho no acudiste a nosotros después de que te llamase para apretarte.
Y hablando de esta mujer, te comento que sigue en funciones. Claramente no hubo forma de probar que ella te hubiese hecho algo, o que haya actuado deliberadamente contra el Ministerio… pero me imagino que se habrá dado por conforme, de momento, o que se le cayó el único hilo del que podía tirar (vos mismo), porque hace meses que no se escucha nada de ella.
Desde ya, te estoy avisando que te vamos a trasladar a otra zona. Ya tramitamos tu cambio de funciones y te conseguimos un departamento en el barrio Ernesto Guevara donde te vas a poder acomodar hasta que las cosas se calmen.
Atentamente: Lonehome
P.S: Y lo del gato va en serio. Hay un montón, afuera del Ministerio. Te voy a conseguir uno lindo.
Comentarios
Publicar un comentario